(06 DE MARZO, 2023) Por J. Jesús Esquivel.
Desmemoriados
Washington – Históricamente el paso del tiempo ayuda a los criminales, pero no los exime. La memoria es clave, la desmemoria, impunidad. Tenemos tantos casos de delincuentes de cuello blanco que enlistarlos por nombre me llevaría todo el espacio que me asignan mis padrinos, los Hijos del Averno y el Chamuco para Entre Calaveras y Diablitos.
Recordaré tres por su relevancia y olvido: Luis Videgaray, Eduardo Medina Mora y César Duarte.
La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y la Fiscalía General de la República (FGR) nos entusiasmaron cuando con bombo y platillo dijeron que los tenían bajo la mira y presuntamente les abrieron carpetas de investigación.
Videgaray, el exsecretario de Hacienda y de Relaciones Exteriores en el sexenio de Enrique Peña Nieto, goza con tranquilidad de la docencia universitaria en los Estados Unidos. De nada nos sirvió a los mexicanos que el gobierno federal nos informara que lo tenía bajo la lupa si al final no ha hecho nada en su contra. La corrupción en el gobierno de Peña Nieto fue tan rampante y ofensiva que difícilmente podremos algún día eliminar todas sus secuelas. De ahí que investigar, o por lo menos interrogar, en un juzgado a Videgaray sea esencial para conocer las raíces de esa corrupción. Este hombre fue cómplice de Peña Nieto.
Si de verdad las autoridades federales tuvieran el deseo de procesar a Videgaray e instrumentar la justicia, aprovecharían la buena relación que se tiene con el gobierno
estadunidense para solicitarlo en extradición. Con Videgaray se puede jalar el hilo de la madeja de corrupción y encontrar respuestas a tanto despilfarro y robo al país.
El exsecretario de Hacienda tendría mucho que explicar y contar sobre las riquezas inexplicables de tantos y tantos priistas, exfuncionarios públicos, exgobernadores y hasta del expresidente copetón.
Medina Mora, exprocurador General de Justicia con Felipe Calderón, luego embajador en Washington y ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación con Peña Nieto, se amuralla con la desmemoria.
Cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador movió sus cartas contra Medina Mora, en la UIF se anunció que le estaban revisando sus cuentas bancarias e inmediatamente el aludido dejó la Corte. En una mañanera del momento, AMLO nos afirmó que se indagaría todo y hasta dónde llegaría para conocer la auténtica verdad y luego… nada.
El nombre del exprocurador de Calderón está citado en varios casos de investigaciones criminales del Departamento de Justicia de los Estados Unidos. El narcotráfico estaba tan arraigado en la PGR calderonista cuyo ejemplo es el caso del capo Genaro García Luna, que es imposible pensar que Medina Mora y sus achichincles no sabían nada.
Estén pendientes de lo que se vendrá cuando García Luna se haga testigo cooperante de Estados Unidos. La justicia gringa llega aunque tarde, a diferencia de lo que ocurre en nuestro querido México.
Me duelen las yemas de los dedos al teclear y recordar cuántos miles de millones de pesos fueron saqueados del estado de Chihuahua por César Duarte, el exgobernador priista, amigo de Videgaray y Peña Nieto. Sí, el exmandatario chihuahuense está entambado, pero vive como rey en su celda bajo la protección de la actual gobernadora, Maru Campos.
Fichas de esta calaña nos sobran. Lo que falta es justicia y memoria. Somos muchos quienes seguimos sin entender la ineficacia de la FGR y el atraso de los procesos de la UIF. Está muy claro que puede ser ilimitado el poder de AMLO cuando se fija metas y lo aplica.
En las mañaneras se dejaron de mencionar los nombres de estos tres personajes y de muchos otros que ayudaron a empobrecer la nación y con eso, insisto, se fue la esperanza de que un día haya justicia.
A Duarte lo extraditó el gobierno de Estados Unidos. Lo mismo podría ocurrir con Videgaray si hubiese voluntad de procesarlo o por lo menos de interrogarlo. La FGR tiene una carpeta de cargos federales contra Duarte, pero permite que el exgobernador goce de todos los privilegios que le ofrece Campos y la gobernadora panista lo puede liberar.
El exministro de la Corte disfruta de tranquilidad porque AMLO ya se olvidó de él. Para evitar sospechosismos sobre pactos de impunidad, es necesario conocer el estado de las carpetas y procesos judiciales en su contra. Para bien o para mal, la UIF y la FGR tienen la responsabilidad de informarnos al respecto. ¡Maldita desmemoria, como haces daño!